El paciente se tumba relajadamente sobre la camilla o se sienta sobre una silla, completamente vestido, mientras el terapeuta reequilibra su sistema. Lo único que el paciente ha de hacer es respirar profundamente a lo largo de la sesión para relajar el cuerpo. Esta terapia funciona usando posiciones y movimientos de las manos por lo general a unos centímetros del cuerpo.
Aunque se suelen obtener resultados desde la primera sesión, para cambiar patrones de energía que llevan mucho tiempo codificados en nuestro organismo y que están muy arraigados se necesitan al menos 5 sesiones, e idealmente una sesión de mantenimiento 1 vez al mes. Las sesiones suelen espaciarse un mínimo de dos días para dar tiempo a tu sistema a integrar la nueva información y deshacerse de las toxinas.
30 minutos. Se reservan unos minutos antes y después de la sesión para concretar el foco del trabajo bioenergético y para obtener feedback.
Con todo tipo de problemas, en realidad no hay nada que la bioenergía no pueda curar o al menos mejorar.
La Terapia Bioenergética a distancia es la forma más sencilla de experimentar los beneficios de este increíble tratamiento desde la comodidad de tu propio hogar.
Es especialmente útil para aquellos pacientes que no pueden viajar o desplazarse por sus circunstancias personales o por su estado físico. También es muy útil para tratar niños, puesto que la sesión puede realizarse mientras que estos duermen.
Una de las ventajas de este tratamiento a distancia es que, ya que no tienes que desplazarte, puedes seguir relajándote en casa después de la sesión.
Según los testimonios de los clientes, el tratamiento a distancia es igual o más efectivo que el tratamiento presencial.
La curación a distancia ha sido definida como un acto de meditación consciente que tiene como propósito mejorar el bienestar emocional o físico de una persona que no está físicamente presente.
Para entender cómo funciona, debemos reconocer que somos más que un cuerpo físico.
Poseemos un cuerpo energético que no sólo circunda nuestro cuerpo físico, sino que lo penetra. Nuestro cuerpo energético está provisto de varios centros o "estaciones" energéticas, denominados chakras por algunas tradiciones, así como de vías o meridianos por donde circula la energía conectando todos los órganos y sistemas. Nuestro cuerpo energético requiere de energía universal, con la que está conectado y comunicándose constantemente.
Las vibraciones o pulsaciones que emite nuestro cuerpo físico, pensamientos y emociones, vibran con una frecuencia particular, creando un campo energético alrededor de nuestro cuerpo que transmite y recibe información no sólo del "ambiente" interior sino también del entorno. Es este campo el que es percibido por un terapeuta bioenergético cuando escanea el cuerpo con sus manos. Lo interesante es que la persona no tiene que estar físicamente presente, puesto que lo que el terapeuta hace es "sintonizar" con el campo energético de la persona que recibe el tratamiento.
Nos parece difícil creer que una sesión a distancia puede surtir efecto, (¡yo también era incrédula!). Sin embargo en muchas de nuestras experiencias cotidianas está involucrada la transferencia de energía sin cables a través de largas distancias; teléfonos móviles, control remoto, radio y televisión, etc.
Conectamos a través del teléfono o de Skype al principio de la sesión. Tras una pequeña charla, se realiza la sesión mientras el paciente permanece tumbado cómodamente en su cama. Cuando finaliza la sesión, volvemos a charlar unos minutos para intercambiar información sobre los efectos del tratamiento.
Para el terapeuta la sesión se realiza exáctamente igual que si el cliente estuviera presente. Se utilizan los mismos protocolos.